lunes, 22 de junio de 2009

Amate

Qué bonita pintura
hecha palabra
hecha verbo y esencia
nos dejaron
los que murieron después
de a los barbas blancas
abrirles sus puertas.

Tomaré de tu legado lechoso
la blancura para acariciar las estrellas:
esas que nunca se van
a pesar de las soledades
a pesar de las inequidades
a pesar de los fracasos
y de las noches largas de espera.

Te tomo porque me gusta tu nombre:
un recordatorio
en náhuatl que como río corre
para quererme siempre
y sin prisas por los acentos
a aquello que nos corroe.

Amate, como el ave que hoy tengo
para agradecer lo que he visto y veo:
la vida, le dicen ellos
yo lo llamo mi propio microuniverso entero.

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