Ando
como si tuviera bengalas
en los pies.
Canto
como si mis manos fueran
regalos de un dios o tres.
Anido
mi alma en mi cuerpo
y con el corazón desde la punta del cabello
hasta mis pies.
Permito
que una luz se cuele
en medio de este vacío
y sonrío y me visto
de nardos
como aquella vez.
miércoles, 8 de julio de 2009
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n.n
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