Te compré una nube
para que subas en ella
para que le digas lo que te ocurre
y luego agarres coraje
y sigas niño-hombre
volando hacia la cumbre.
Una donde nada es estático
ni permanente
excepto tu ser refulgente
y una o mil millares de estrellas gigantes;
La vida es imperfecta
y por eso hay que reír
las penas sonriendo
pronto sucumben.
Como lo hace el sol recalcitrante
ante la inminente llegada
de lo que es para mí
tu voz y tu nombre.
Como siempre lo has sido
como siempre
sea más amor que lejana costumbre.
lunes, 11 de mayo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Yo también tengo mi nube...
la dejé atada a una sombra...
sólo no sé en donde está...
Publicar un comentario