Me viste como si fuera
la última estrella en esta galaxia
tu compañera lejana
tu hada madrina.
O al menos eso yo sentí
cuando me tomaste por tronco
y de mis brazos hiciste un columpio.
Tu diminuta nariz
tu sonrisa mora azul
y tus ojos de astros soles
-y privados/exclusivos
para la reina de los caramelos huracanes-
jugando con mi cara antes de ti adusta
tu inocencia en mi mejilla
tu alegría abrazada a mi ironía
ha sido el mejor regalo que me has dado
en muchos, muchos días.
Dulce niña
Graciela bendita.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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