Que los crédulos
miren por la enjuta ventana:
allá las estrellas no están ansiosas
y bailan porque la vida se nos va
en una sesión de derrochar la savia.
Y a hacerle entonces una fiesta a esta vida deschabetada
que les caiga a los pesimistas de triste corazón
como balde de agua helada:
Tú que haces tuya mi voz y yo
danzamos porque nos da la gana;
tú y yo que te entrego lo que soy
veneramos de respirar amor y paz reales
y a nuestros pulmones instalan
un altar de altaíres perfumados
que al Corazón del Universo alaban.
viernes, 3 de abril de 2009
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