Apostaría todo lo que tengo
con tal de ver tus labios encendidos
con tal de ver tu mirada hecha niño
con tal de verte correr a tu merced.
Pero prefiero no hacerlo
porque no es necesario apostar nada:
me basta con cerrar por un momento mis ventanas
para sentir el viento de tu boca crecer;
Por enmedio de los túneles
que mi imaginación atrapa
por los ríos y las montañas
que tienen un sólo nombre
y nadie más ha podido conocer.
Apostaré mis horas más cercanas
es lo único certero que poseo en esta vida
aparte del corazón que por ti late
una y otra
y otra vez.
martes, 26 de agosto de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario