Duerme con la paz de
la sonrisa del niño pintada
al final de la jornada cansada
y sueña con la vida existente detrás
de los cirros.
Viaja por lunas helicoidales
y espera
a que el jilguero te guíe
de vuelta a casa.
Verás que a la mañana, por la ventana
que da hacia tu cuerpo-cama
oirás el vuelo colorido
de una mariposa que mira tu inocencia
extasiada.
domingo, 3 de agosto de 2008
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