martes, 29 de julio de 2008

Aseveraciones cósmico-cordiales.

Los hilos de plata no se rompen

acaso se estiran hasta hacerse dúctiles

especie de listón cósmico que une

dos almas, cuatro ojos

cuatro manos y un corazón.


Las llamas verdaderas no se extinguen

acaso se vuelven más grandes

-como eternas-

hasta consumir lo que hay de por medio

para que el Amor Supremo

radique en dos mundos distintos.


Las palabras reales no son las que decimos

son aquellas que provienen

de otro mundo, de otra galaxia, de otro universo

quizá ese inmenso

que habita, curiosamente

dentro de cada corazón.


Aún existe la esperanza

de que este mundo no se extinga

antes de saber

que bien valió la pena vivirlo

sólo por esa extensión de carne

de huesos y de células

que veo al frente mío

y que lo siento dentro de mí.

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