jueves, 10 de julio de 2008

Poesía no lo eres tú.

Poesía no lo eres tú,
son tus álamos, verdor entre cirros,
mezcla hecha en colores encendidos
que evocan la exactitud;

esa, que uniendo en plenitud
el deseo de amantes guarecidos
del viento y el trueno, ahora estremecidos
de aquel beso y su magnitud.

Trinar de las aves en pleno vuelo,
suspiro bermejo del geranio en flor,
tu suelo emite un canto para el cielo

cuando el andar reinicia ante el fulgor
de un sol, que con su brillo lisonjero,
despierta y anima su esencia del sopor.

Poesía no lo eres tú,
lo son tu piel de cantera y tus nichos,
donde el palomar cuida esos caprichos,
secretos que una juventud,

ensalzada sempiterna en el alud
de memorias y silencios no dichos:
perennemente vive bajo el cincho,
de los que niegan la vida en senectud.

Mirada lejana, presente y antigua,
eco encerrado en los muros de casas
que muestran la debilidad exigua

de la historia que diversas razas
trazaron con tu piel a ellas contigua
guiados por el anhelo que abrasa.

Poesía no lo eres tú:
es la voz sonora de tu catedral:
la bohemia arriba etérea y sensual;
fantasía en romántica lentitud,

liberando con prontitud
al espíritu de un hastío mortal,
colocándolo en el artístico umbral
que le renueva su actitud.

Remolinos de cantos y pinturas
en tu seno mora una diosa griega
que arrulla en su regazo con dulzura

a la Búsqueda, otrora andariega,
que agradecida erigió una escultura
a la luz divina de Atenea.

Poesía no lo eres tú,
ni mi vida que en tu suelo danza
y le entrega mi sueño y la esperanza
de respirarte entre la multitud

de notas guardadas en el laúd:
experiencias vestidas de añoranza
invadiendo la memoria a ultranza
del que no abrazó la fuerza de su amplitud.

Caleidoscopio maravilloso,
me enseñas el aroma de los amores
que perfuman tu rostro hermoso

mientras camino por los colores
que sobre tu espacio luminoso
van borrando uno a uno los sinsabores.

Un universo pequeño, eso eres tú:
un fragmento de blanca luna
que las historias escucha, una a una;
Tu nombre no encierra tu magnitud.

Por eso no eres poesía,
pues la poesía se escribe
y escribirte a ti sería
reducir lo que en ti se vive.

Poesía no lo eres tú:
te lo digo ahora, la voz queda:
en tus montañas veré mientras pueda
tu magnificencia y tu real actitud.

Para Saltillo. Escrito el 26 de Julio de 2005

1 comentario:

mike dijo...

Bello! Ya quiero ir a conocer! :)