Como un prisma perfecto
así eran tus ojos detrás de tus anteojos.
Como un universo paralelo
como una galaxia sacada de un libro de cuentos.
A tu aura me dirigí
a ciegas y otra vez renaciendo:
te mostrabas retraído ante lo absurdo
y te movías frenético en tu pensamiento.
Me envolviste en tus brazos de tu cuerpo etéreo
de un sólo tajo y para siempre
devolviste mi alma a mi cuerpo
y dejé de ser una mujer triste y silente.
Y todo ocurrió un jueves frío
el treinta y uno de enero.
*****************************************
Y desde entonces
he navegado por tu sangre
tu corazón infinito
tu luz inagotable.
Ya las lunas saben a dulce
y por ti se calmaron mis mares;
yo aprendí a ser sensual y flor
y hoy me muestro ante tí
honesta con corazón para tu nombre.
Volví a bailar al salir de ese recinto
una estrella me dijo
que tú eras lo que yo quería.
Y a tí me consagré en silencio, amado mío
un silencio que suena a estas letras.
Por tí conozco a Amor
como es y a mi medida.
Por tí tengo una ilusión para ser trapecista
en esta ilógica vida.
Soy muchos besos
quisiera ser los brazos que te arrullan
que te amen, acaricien y sostengan.
Ruego a tu luz que nunca te alejes de mi existencia
ruego por la permanencia
de esta feliz y afortunada coincidencia.
Alabo tu caída de ángel desprevenida
y alabo aún más
tu existencia.
Amo tu aliento a flores que maduran lento
amo que seas guerrero
amo la inocencia que llevas por dentro.
Amo tu perfección en lo imperfecto.
Aprendí a ser gigante para ver cómo palpitas.
Y todo fue un treinta y uno de enero.
Y fue porque yo ya lo merecía.
sábado, 31 de enero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario