Lento muy lento
a paso muy quedo
pasa la tortuga
con singular hermosura.
No la apresures, ese es su andar
despacito y silencioso
para a nadie incomodar.
Ella está aquí para enseñarte una virtud:
es la paciencia lo que debes aprender tú.
Tonta no es: sabe que todo llega a su tiempo
por eso no le importa caminar tan lento.
Su fuerte caparazón la protege
de la lluvia y el Sol resplandeciente
y de aquéllos que daño quieren hacerle.
Si aprender a defenderte quieres
Observa a la tortuga paciente
que n0 saca armas, pues su sabiduría es suficiente
para entender que lo malo se va solo
sin dejar de mirar al frente.
martes, 1 de abril de 2008
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