Escucha

Escucha estos dedos
mis dedos, que son también tuyos
tocan las flores para sacarle elíxir al tiempo
hablan figuras que no se las lleva el viento
imaginan que son flautas de amor.

Aprendí a tocar tus notas
con el corazón en mis yemas
y en mí muy adentro
enterré el miedo a decir te quiero
porque en tus cuencas
que alimentan a esta alma
que ya no está perdida
encontré la fe perdida
y me reconstituí todita
cuando me sinceré con este amor.

Escucha las notas de cada huella
son besos, son escaleras
que si las subes dan donde mis caderas
el imaginario colectivo de mi silueta
una bomba de gladiolas...

También dan a mi corazón
que también es tuyo
con justa -y merecida y bien rimada-
razón.

Escucha, escucha, escucha.
La alumna le habla al maestro:
aprendo a leer tu sonido
porque eso en mi piel haces tú conmigo.