viernes, 6 de febrero de 2009

Estas veinticuatro horas

Colúmpiame este viernes
entre tu mirada tierna
y tus dedos largos que son mi placer.

Anímame estas veinticuatro horas
a saltar hasta tu corazón
como en una crucifixión voluntaria
sin clavos ni dolor
y con la flor de mi primavera anticipada.

Motívame estas veinticuatro horas
a volar donde tú
con las manos en este mundo
y los pies en la estratósfera.

Allúviame con tus besos-luz
haz de este viernes
el imposible que haces de mí siempre:
el planeta Saturno sometido
a mis faldas, a mis ganas
a mi ternura antes encapsulada
a mis sentidos de ángel y de mujer.

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