Pececillo,
mi sol encantado,
sigamos remando hasta converger
en un mismo punto
hasta vencer al supuesto espacio:
Yo agarro los remos
tú girarás el barco
esta noche
y durante el día
para mantener en la mente siempre
que el amor no se fabrica
simplemente nace, te envuelve
y yo vivo la germinación de tu corazón
en mi piel y en mis días.
Tráete un papalote, regálame un camioncito de madera
jugaremos a ser niños mientras nos tentamos
en otra serie de cantos, en la antesala del cielo
aquí en la Tierra...
Y por la mañana de mañana
que se repite porque no poseo para tu amor
de caducidad una fecha,
nos sentiremos con las vértebras alineadas hacia lo bendito
y reiremos besos de gratitud hacia el Universo inmenso...
jueves, 19 de febrero de 2009
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