domingo, 22 de febrero de 2009

Gracias (a los cuatro elementales)

Gracias tierra por traerme
los pasos más suaves y dulces
del hombre que tanto amo
esta noche sin nombre ni espacio
pero completamente iluminada por sus ojos.

Y que tu manto le proteja
de toda viscicitud e indolencia
que siga su sendero de guerrero noble
y que sus iris nunca dejen de alumbrarme.

Gracias viento por traerme
el aliento fresco del hombre que esperaba
porque sabía que existía
y ahora lo compruebo cuando él ríe
y hasta mis venas sus decibeles resuenan:
milagros de amor en mi seno siembra
y la vida me parece día a día un poquito mejor.

Y que tu espada invisible lo defienda
de la impunidad y las injusticias
para que siga remando a contracorriente
para que conquiste la oscuridad con la luz
de las cuatro sílabas de su nombre
dispersas a los cuatro puntos cardinales
con la ayuda de tu voz.

Gracias fuego por traerme
el ardor de la estrella de venus a mi vientre
en los dedos y la boca
de mi hombre refulgente
guerrero que endulza con su leche
mis achaques de preanciana
y mis condolencias de capricorniana.

Y que tu lengua de fuego queme
a aquéllas que denostar a mi hombre quieren
que primero se fundan los merolicos
antes que mi niño vea los halcones caer
y que sus cenizas sus dientes resplandezcan
para reconocerlo como la estrella que es de noche
y el impulso vital en mi cuerpo por las mañanas.

Gracias agua por traerme
las lágrimas de alegría
que lloro cuando le escribo en mis ventanas
cuando le doy mi alma
cuando me desnudo completa
para que me encuentre más fácil
mimetizada con su elemento principal:
agua pura, agua cristalina
agua dulce, agua con sal.

Y que tus ríos le hagan llegar
cada beso y cada palabra que le canto
que lo bañen mis caricias
y que tus cascadas le traigan
la vida buena que siento
por quererlo sin más nada
por amarlo nada más.

Gracias a los cuatro elementales
por este hombre de luz sobre mi faz.

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